Del libro “Calimba”, Trelew, Chubut, 1997.
24 HORAS DE SOL
Un aleteo de grave
levedad
desata un huracán de
latitudes;
... y ella va,
posando su
imprecisa devoción,
distrayendo la alegría
en corolas que bandean
en la hierba;
su despertar brama
lo silvestre ...
es otro arte, otra primavera;
una noción llana y perpetua
de observar el vuelo
en su milagro.
3
UN RELOJ DE PARPADOS AZULES
Hace muchos años
cuando los párpados de mi reloj
soñaron Patria,
me dijeron que esa palabra
era de santería ...
difícil de conjugar;
yo quiero recuperarla
tenerla para mi,
tocarla despacito
hasta descubrir
su naranjo recorrido;
me dijeron que fue violada
y que fue vaciada,
que la despojaron de todos sus olores,
de todos sus trapecios, de todos sus paisajes ...
y que ella continuó meciendo caderas
con torpeza,
sin rumbo y a tientas
sobre el alfalfar herido.
Pero los párpados de mi reloj
no se equivocan en su romero,
ni tiritan, ni dudan
en los salones de la intriga;
que crezca y me supere
es el pergamino oculto
en el azul de mis papiros ...
que se vaya tan alto
que yo quede nada
a sus huesos,
a su amor colérico de mar
a sus pérgolas sonoras
a sus brujas enjauladas
a su tiempo enlentecido.
Aún sobre la bruma
tiemblan sus dientes en la arena.
LA PANZA DE DIOS
Ellos eran cuatro,
carisucios y traperos
escapados de la agenda
del comepibes del San Ramón.
Ellos se morían por un arco,
un huequito por donde
embocar una de trapo ...
que barriera de un diariazo
los mocos congelados
de las sucias madrugadas
del domingo.
Ellos eran como
el rock de Jimi Hendrix,
sus tripas se estiraban
como las cuerdas
de aquél
que ascendió tanto
que chocó con la panza
misma de Dios
Ellos sin ir tan lejos
se enredaron en los
techos de la noche.
PARA YUPANQUI CUANDO REGRESE
Vengan a este confín
y observen esa luz sobre
la ciénaga;
se desparrama lento
y cubre poco a poco la rabia del olvido;
de su centro parte un rayo ...
asoma una vidala
se lame
una guitarra.
La tormenta se detiene
vengan a verla
observen las piedras
cuando tiemblan.
Hay un lugar exacto
un círculo ontológico
una razón, un continente ...
asómanse unos versos en su lecho.
Del libro “Los héroes de la esquina”, Trelew, Chubut, 2000
CUANDO EL SOL PARTIO
Tuve un terremoto
entre mis manos
respiraba por mis dedos
su densidad era notable
tal vez porque era de mi talla
o de mi gusto
Lo cierto es que tuve
un terremoto entre mis manos ...
lo encerré dentro de mis puños
y disfruté como sólo lo hace
el tigre en su edad
Un día
lo dejé partir
UN TAJO A LA RAIZ
Muchos puños se levantan
hasta el estómago del cielo
algo deben pedir ...
por el gesto
por la voz
por su dureza
Un puñado de golfos
los golpea por detrás
los corta al ras
secamente
y sin pudor
bien parejo y bien abajo
como queriendo matar
EL VUELO DEL JARDIN
El camión antidisturbios
es inmenso para el jardín
recién plantado
Las bestias se sacuden
un orgasmo embrionario
y arremeten ...
Los jilgueros se desbandan
pero sus voces aún caminan
en la plaza rota.
Del libro “ContrArmonía”, San José de Costa Rica, 2003
la cuerda
estamos esperando que el país
agite su bandera
que no desmienta
la montaña de sus huesos
el sudario que golpea
contra el viento
estamos queriendo un grito
otra mirada que despierte
la cuerda que dormita entre los bueyes
aun cuando la lluvia
hay que resistir la sonrisa del torpe
con una verdad que meta dedos
en la fisura
aun cuando
la lluvia nos castigue con un discurso
la pasión del cartógrafo
si tiro la conciencia en el cesto
sonreirán los instigadores que le robaron al viento
una playa desierta como
un documento de aquellos años
la música insiste
es aquel clérigo
que le marcó el naipe a dios
y se llevó la vajilla
imaginando con su cola de lagarto
una parcela de pájaros y sonidos
¿serán los dioses subalternos de la nada?
extensión de frailes nacidos al calor
de una mirada torva que congela el paisaje
la nada en el corazón
arena asaltada por el mar
un ajedrez cansado por las escaramuzas
¿tu palabra rota será una falta de mujer?
país baldío con tantas derrotas entre los párpados
atrapo un puñado de viento
veo la tozudez de la esperanza
esa playa es un mapa de vientos
hace declinar la pasión del cartógrafo
martes, 11 de diciembre de 2007
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